Hem començat a llegir aquesta magnànima obra dels historiadors Martí Riquer i Borja Riquer (pare i
fill) publicada per Acantilado. Per als amants de la història és, sens
dubte, una recomanació imprescindible...
"Reportajes de la Historia reúne, en un estuche de
dos volúmenes y 2880 páginas, 153 narraciones que abarcan veintiséis
siglos de la historia de la humanidad -desde la epidemia de peste de
Atenas del año 430 antes de Jesucristo hasta la guerra de Irak en 2003-,
a cargo de testigos presenciales directos de los hechos relatados.
Esta
obra pretende ofrecer al lector una serie de acontecimientos ocurridos
en la historia y descritos por testigos directos. En esto reside la
intención y la originalidad del libro que, por lo que sabemos, no
cuenta con precedentes de tanta amplitud geográfica y cronológica. Las
ciento cincuenta y tres narraciones que lo comprenden afectan a
prácticamente todos los continentes y a veintiséis siglos de historia de
la humanidad, concretamente desde el verano del año 430 antes de
Jesucristo, cuando sobre Atenas cayó una terrible epidemia, hasta el año
2003, en que el presidente George W. Bush declaró la guerra a Irak. Martín de Riquer y Borja de Riquer
"El
prestigioso medievalista y erudito Martín de Riquer (Barcelona, 1914) y
su hijo, el historiador Borja de Riquer (Barcelona, 1945), la prueba
palpable de la importancia de los genes, nada tienen que ver con el
aspecto con el que cualquiera se imagina a la Sherezade de Las mil y una noches. Pero, como la princesa, también ellos cautivarán a quienes caigan bajo el poderoso influjo de sus Reportajes de la Historia
(Acantilado). Cervantes, del que fray De Haedo narra la valentía con
que arrostró su cautiverio en Argel, creía que no hay libro malo que no
tenga algo bueno, pero él no vivió la banalización de la letra
impresa. Hay libros malísimos. Y entre los muy buenos, algunos destacan
por su sensibilidad y otros por su erudición. Por su amenidad, por su
belleza o porque eran necesarios. En raras ocasiones se publican libros
que tengan todo eso y más: vida y sangre. Un padre y su hijo, de una
estirpe cuyo rastro puede seguirse en Quinze generacions d'una família catalana (Quaderns Crema), lo han logrado". Domingo Marchena, La Vanguardia
"Un libro único y monumental". Lídia Penelo, Público
"Una propuesta que no tiene parangón por ambición geográfica y cronológica". Carles Geli, El País
"Sean reyes, generales, cronistas medievales, príncipes asesinos, descubridores o periodistas de la agencia Efe o del Times
decimonónico, los autores de los textos recogidos en este monumental
doble volumen tienen en común haber sido testigos directos de los
hechos". Ernest Alós, El Periódico
"Con Reportajes de la Historia,
Acantilado reúne dos de las líneas maestras de la editorial: por un
lado, la reivindicación de los clásicos -presentados, en este caso, a
partir de fragmentos significativos y, en la mayoría de los casos,
suculentos - y el rescate del legado abundantísimo de Martín de Riquer
(Barcelona, 1914), en esta ocasión complementado por el trabajo de
actualización de su hijo Borja". Jordi Nopca, Ara
AL LECTOR
Esta
obra pretende ofrecer al lector una serie de acontecimientos ocurridos
en la historia y descritos por testigos directos. En esto reside la
intención y la originalidad de la obra que, por lo que sabemos, no
cuenta con precedentes de tanta amplitud geográfica y cronológica. Las
ciento cincuenta y tres narraciones que comprende afectan a todos los
continentes y a veintiséis siglos de historia de la humanidad,
concretamente desde el verano del año 430 antes de Jesucristo, cuando
sobre Atenas cayó una terrible epidemia, hasta el año 2003 , en que el
presidente George Bush declaró la guerra a Irak.
La importancia o la trascendencia de los ciento cincuenta y tres
relatos aquí reunidos es muy diversa, pues van desde la pasión y muerte
de Jesucristo, la conquista de Jerusalén por los cruzados, la llegada de
Colón a América, la batalla de Lepanto, la toma de la Bastilla o la
liberación de París hasta sucesos de ámbito menor, como la erupción del
Vesubio que destruyó Pompeya, las declaraciones de un templario
procesado, las heroicidades de un Suero de Quiñones o de un García de
Paredes, el informe médico sobre la melancolía de Fernando VI, sobre la
muerte de Zumalacárregui, o incluso el asombro que produjo a la sociedad
de París un toledano incombustible. Los autores de estas narraciones
fueron forzosamente, como nos hemos impuesto, testigos directos de lo
que relatan. Solamente hemos hecho una excepción, que consideramos
plenamente justificada: la de la muerte de Sócrates, que aparece
descrita por su discípulo Platón, quien materialmente no estuvo a su
lado cuando el sabio bebió la cicuta, pero que se informó detalladamente
de ello por los amigos que presenciaron tan histórico trance. En cuanto
a su condición, los autores de los que hemos tomado fragmentos son de
gran diversidad, pues van del cronista profesional que escribe la
historia hasta el periodista que envía una crónica a su diario. Por otra
parte, algunos de nuestros narradores son, precisamente, los propios
protagonistas o héroes del hecho, como Julio César narrando sus
campañas, Jaime el Conquistador describiendo la conquista de Mallorca,
Cristóbal Colón anotando los mínimos detalles de su llegada a América,
Manuel Godoy explicando, a su manera, el motín de Aranjuez, Adolfo
Suárez explicando la complejidad de la transición española o Mijaíl
Gorbachov describiendo el hundimiento del sistema soviético.
El lector no debe olvidar jamás que, por lo general, va a leer unas
versiones parciales de ciertos hechos históricos. El autor está tan
cerca de ellos y, las más de las veces, tan comprometido con lo que
narra, que forzosamente se ha de mostrar parcial, aunque haga todo lo
posible por ser ecuánime y objetivo. Por esta razón a veces hemos
incluido dos o tres relatos de dos o tres autores que vivieron el mismo
acontecimiento, lo que no deja de ofrecer cierta curiosidad cuando
testigos lo ven desde diferente bando o actitud. No obstante, la falta
de objetividad no quita valor al relato, pues por su condición de
testimonio inmediato y directo nos transmite una serie de valores, de
detalles y de impresiones que en vano buscaríamos en el mejor y más
sereno historiador que se hallara alejado del hecho."
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