Una novela preciosa, deliciosa, exuberante. Cada palabra se entreteje formando dulces pensamientos. Con frases cortas, nos golpea suavemente en nuestra sensibilidad más íntima; viajando con los protagonistas nos entregará el autor a la delicadeza y la reflexión, siendo éstas obvias pero necesarias: "Los días eran largos, y deliciosamente desprovistos de objetivos".
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